La mirada atónita

de la sección del mismo nombre en el programa Punt de Llibre de Radio Barcelona
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domingo, septiembre 30, 2007

Fabio (sin más)


Los seguidores habituales del programa ya saben que siento una especial fascinación por la sección de novela rosa de las librerías y supermercados.
Cuando paso junto a esa amalgama de colores pastel, doncellas semidesnudas y maromos con brazacos como postes, soy incapaz de dirigir la mirada hacia otro lado. Hasta hoy siempre me preguntaba qué mente “esdrújula” (por definirla de alguna manera) era capaz de idear semejantes composiciones. Incluso llegué a pensar que esas cubiertas eran obra de alguien que se había caído de pequeño en la marmita de los psicotrópicos. Pues no, resulta que los personajes que aparecen en ellas son modelos reales y algunos ganan más por una portada que muchos de nuestros mejores escritores por sus novelas.

Pero de entre todos esos modelos y modelas hay uno que destaca, que brilla con luz propia, que reina sobre el resto. Su nombre es Fabio. Y como no podía ser menos es italiano aunque vive en Estados Unidos. El tipo se ha forrado a base de ser el cachas de las portadas de los libros de autoras tan cercanas al Nobel como Johanna Lindsey o Laura Kinsale. Para que se hagan una idea Fabio viene a ser como el rubio de Locomía pero hinchado con una bomba de bici. Sus bíceps son del tamaño de la cabeza de un mandril adulto y luce una larga melena como la del anuncio de “por que yo lo valgo”.

El mozo tiene su club de fans y todo. Y además de, como dice Jaime Urrutia, lucir garboso su palmito pinturero, también escribe. Champion, Wild, Dangerous, Pirata o Comanche son algunas de sus obras y aunque parezca increíble, vende un “puñao”, además de tener el orgullo de ser el único autor que firma con su propio nombre en vez de utilizar pseudónimo. Dicen las malas lenguas que está claro que firma todo lo que escribe pero que no lo está tanto que escriba todo lo que firma.

Y hablando de firmas, La Mirada Atónita, sección investigaciones y pesquisas varias, se ha puesto en contacto con un prestigioso grafólogo para profundizar en la personalidad de nuestro protagonista a través de su rúbrica. Tengo que reconocer que el resultado ha sido gratamente sorprendente: fuerte carácter, vitalista, emprendedor, orgulloso, vanidoso, y pagado de sí mismo. Le gusta mandar, es autoritario pero sociable. En la distancia corta puede resultar insoportable, pero sabe trabajarse su imagen pública. Tiene las ideas claras, capacidad para apreciar los detalles y le gusta asumir responsabilidades. Paradójicamente, no soporta las actitudes autoritarias ni las imposiciones. En resumen que aunque se mola mucho a sí mismo sabría decir algo más de Rusia que: “es un país muy bonito”.

Bueno, y además de ser modelo, escritor, actor ocasional en películas como Zoolander ¿adivinan qué? ¡Sí, también sacó un disco! “Fabio AfterDark” se tituló. Escuchen...

Comparado con esto el “Sálvame” de Bibi Andersen es de premio Grammy.

Por cierto que hace dos años Fabio tuvo un serio percance que estuvo a punto de costarle la vida. Resulta que le invitaron a inaugurar una montaña rusa y cuando estaba en lo alto de la atracción con su melena cortando el viento, una oca que circulaba a 70 millas por hora (que deben de ser muchos kilómetros por hora), no sé si es que no lo vio o si era una fan y quiso darle un beso en los morros pero se estampó directamente contra su cara. El jeto del pobre Fabio quedó hecho un cuadro pero la peor parte la llevo la oca que se convirtió en paté al instante.

Un fenómeno el amigo Fabio. Desde este momento yo me declaro fan incondicional también. ¡¡Ciao Bellissimaaaa!!

lunes, septiembre 24, 2007

Buñuel-os de viento

“Hoy yo puedo tener alguna importancia como cineasta, pero lo hubiera dado todo gustoso a cambio de poder ser escritor. Es lo que me hubiera gustado ser.” No, no lo digo yo, que de momento tengo el mismo prestigio como cineasta que como escritor. O sea, ninguno. La cita es de Luis Buñuel, que, según él mismo, envidiaba la soledad de los literatos a la hora de gestar una obra.

Pues hombre, no sé a qué llamaría el señor Buñuel ser escritor, porque al menos por la parte que le toca al género poético, yo le daba el carnet del gremio sin dudarlo. No sólo por sus películas que son indiscutibles poemas visuales sino porque, además, hizo sus pinitos, allá por los años 20, publicando algún que otro verso ultraista en revistas como La Gaceta Literaria.

De todos modos Don Luis siempre consideró que la literatura no era lo suyo: “No valgo para escribir. Me repito. Lo que a un escritor le cuesta dos minutos a mí me cuesta dos horas” - dijo en una ocasión. Y en su autobiografía, titulada “Mi último suspiro”, (que también vaya nombrecito que le fue a poner el buen hombre... lagarto... lagarto...) afirma: “Yo no soy hombre de pluma. Tras largas conversaciones, Jean-Claude Carrière, fiel a cuanto yo le conté, me ayudo a escribir este libro”. Desde luego es un ejercicio de honestidad que más de un autobiografiado debería hacer... o eso, o rezar treinta avemarías y cuarenta y siete padrenuestros como penitencia por jeta y por el pobre negro que es el que se lo curra de verdad. Pero bueno, eso es otra historia, y como tal la trataremos en otra ocasión, porque servidor ha venido hoy a investir Poeta Honoris Causa a Don Luis Buñuel y de paso a recomendar su libro, cuyo nombre no repetiré porque con los años me he vuelto más supersticioso que Jack Nicholson en Mejor Imposible.

Por cierto, que leyendo la vida y milagros del cineasta de Calanda me he llevado tres chascos importantes: El primero es que he descubierto que no puedo ser un poeta de la generación del 27 a no ser que aceptasen proyectos de espermatozoide que es lo que era yo por aquel entonces... Cachis... con la ilusión que me hacía... El segundo es que, en el fondo, mis admirados surrealistas eran unos gamberretes egolatras pseudosectarios, dicho desde el cariño, claro; Y el tercero es que me he dado cuenta de que para ser artista conviene venir de familia de posibles para, como decían los griegos, poder dedicarse al ocio y que otros se ocupen del negocio.

Pero si algo es digno de resaltar de la autosemblanza (mira que hay que inventar palabros para no decir un título) de Buñuel es lo humano que nos acaba pareciendo el genio. Cuenta la leyenda que semejante hombretón llegó a desmayarse porque le miró una araña en un parador de Toledo... y eso que era aficionado a la entomología. Otra cosa que le daba pánico era volar en avión. Parece ser que se hacía acompañar de una tal señorita Ginebra para armarse de valor. Ah, ¿y se imaginan al director de Viridiana en “Mira quien baila”? Pues no hubiera sido muy raro porque en París fue a una academia a recibir clases de baile. Sí, el mismo Buñuel que se hacía llamar el León de Calanda cuando fue subcampeón de España amateur de boxeo.

Bueno, y para terminar este Hormigas Blancas radiofónico, quisiera hacer una pequeña aclaración: Afirma Don Luis en su obra que el mejor aceite de España y posiblemente del mundo es el del Bajo Aragón. Craso error. El mejor aceite del universo y parte del extranjero es el de Santa Cruz del Valle, Ávila. ¡Y ay del que me lo discuta!

domingo, septiembre 09, 2007

Coleccióname, fascicúlate conmigo

Soy un héroe. Esta mañana me he ganado el reconocimiento de todos mis vecinos. Después de varios días de que lo dieran por desaparecido he encontrado al quiosquiero yo solito. Sí, sí... es lo que tiene ser un héroe.

El caso es que he ido a comprar el periódico y me he dicho: Aquí pasa algo raro... ¿dónde se supone que está el mostrador?... anda... ya sé... ¡¡¡¡Detrás de la montaña de coleccionables!!!! Y efectivamente, he ido apartando los cartones y allí ha aparecido. Medio azul que estaba el pobre después de tanto tiempo sepultado. Vamos, que cuando he apartado los últimos fascículos que le cubrían y el primer rayo de sol le ha dado en la cara, ha saltado, medio ciego por la luz, y se ha liado a besos con mi calvorota.

Pobre hombre, todos los años por estas fechas le pasa lo mismo. Aunque esta vez ha jurado que es la última. Dice que va a hacer la colección de “Construye y programa tu propio robot de última generación” y que cuando tenga lo tenga montado le va a enseñar a buscar quiosqueros entre coleccionables. Si es que... el que no se consuela es porque no quiere...

Claro, que lo del alcalde es peor. Resulta que se ha cabreado con el alcalde del pueblo de al lado y ha empezado una colección de soldados de todas las guerras para cuando la termine invadir el pueblo vecino con ellos. A ver quién es el guapo que le explica que son figuritas de plomo y que lo más que podrá hacer es tirarle alguna a la cabeza a algún concejal en el próximo pleno de la mancomunidad.

El de la óptica, que es un jeta, le está recetando a todos los abuelicos la colección de cuentos de Calleja. Vas por la calle y los ves a todos con los minilibros metidos hasta el iris. Anda que le van a coger el gusto a la lectura así.

El más indignado es el cura, que encargó el primer fascículo de “Construye la Santísima Trinidad” y ha resultado que era un barco. Yo no sé qué esperaba encontrar: “Esta semana el dedo meñique de Jesús y el pico de la paloma por 4,95” Hombreeeee...

El que era el empollón de mi clase ha comprado el primer número de “Ingeniería extrema”. Si es que este hombre siempre ha vivido al límite... Una vez hasta se peinó con raya a medio y sin anestesia ni nada.

Bueno, y los cacos del pueblo llevan dos semanas apostados junto al quiosco esperando que lleguen los fascículos de una colección de piedras preciosas para dar el palo. Si es que entre esa y la de coches de plata, que seguro que es de ley de la buena, van a tener que acabar trayendo la prensa en furgonetas de Prosegur.

De la del No-Do, no-di go nada. Que sólo se la he visto comprar a señores con bigotillo estrecho, así que paso palabra.

Yo creo que me voy a comprar la de “El maravilloso mundo del conocimiento” que según todos mis parientes y amigos bastante falta me hace.

LA VUELTA DEL HIJO PRÓDIGO

Ha pasado el verano y aquí estamos de vuelta al tajo. La verdad es que me ha pasado de todo en estos meses: He perdido un piño en tierras aragonesas en una batalla épica con una abeja asesina, he conseguido ver un rodaje de Woody Allen, he depilado una pierna de un presentador en directo en televisión y he comido tortilla de postre en un restaurante muy puesto...

Ah, y por supuesto he leído... a Miguel Hernández, a Pedro Salinas, a Antonio Gala y a Gonçalo M. Tavares, un joven escritor portugues aunque nacido en Angola al que no me canso de recomendar. Me ha encantado su novela "La máquina de Joseph Walser" y aunque yo no tengo mucho de Bruja Lola y con Aramis Fuster sólo comparto una cierta afición al Lexatín (muy moderada en mi caso) me atrevo a vaticinar que Tavares va a ser uno de los nombres importantes de la literatura europea de este principio de siglo. Si me equivoco prometo pagar una cena a quién me lo reclame en el año 2100.

He puesto una velita a San Microsoft para ver si este año los problemas técnicos no dejan colgado el blog como si fuera un fuet de Vic. Puedo asegurar que me ha costado sangre, sudor y lágrimas reactivarlo y si todo va bien prometo que habrá sorpresas (no, no me desnudaré, se trata de que las sorpresas sean agradables).

Bueno, como podrán comprobar, el hecho de que vuelva al trabajo significa que aún no he conseguido emparentar con la nobleza... aunque yo no desespero que he oído por ahí que Gonzalo y Eugenia han roto. Por si acaso voy a echarme colonia.