La mirada atónita

de la sección del mismo nombre en el programa Punt de Llibre de Radio Barcelona
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martes, octubre 28, 2008

Una de piratas

(Tras una tertulia de la Bookería sobre piratas)

Ay piratones que para cuando llego yo ya habéis "abordado" los temas de los que voy a tratar. Es lo que tiene ser el grumete pelapatatas de esta embarcación. Pero bueno, haciendo uso de mi patente de corso me voy a permitir hacer un flashback radiofónico. Así que imaginen el efecto ese de blirublirubliru de las películas y volvamos hasta los primeros años de la década de los ochenta.

El primer pirata que se cruzó en mi camino fue sin duda el Pirata Garrapata, aunque recuerdo poco de él, porque yo por aquel entonces era más de Fray Perico y su borrico que vinieron de polizontes en el mismo barco de vapor que capitaneaba Garrapata. Gloriosa época en la que uno pensaba que Colesterol era un amigo del abuelo con el que andaba peleado y nos atiborrábamos, sin cargo de conciencia, a Bonys, Tigretones, Panteras Rosas, y cómo no, Bucaneros.

Después, ya con los primeros granos de acné y algún gallo que otro llegó Long John Silver y su isla del tesoro, en novela ilustrada y con aquel estribillo tan pegadizo de "Ron, ron, ron... la botella de ron" que corearíamos más de una vez cuando aún faltaban muchos años para que al botellón se le llamara botellón.

Por aquella misma época del bigotillo incipiente el heavy estaba en pleno apogeo y la emisión pirata tomaba las ondas de la radio al abordaje a ritmo de riffss y la canción de Espronceda en la versión "rockochentera" de Lancelot. ¡Cardados y hombreras forever!

Pero llegó un momento en el que hacer el molinete con la melena empezaba a suponer riesgo de contractura cervical y, además, el peinado empezaba a parecerse más al de los miembros de Baron Rojo que al de los Iron Maiden, por éxodo masivo y continuado de pelos. Y como le pasó a Sansón, cuando no hay pelo se pierde el gusto por la distorsión y los solos de guitarra de cuarto de hora.

Así apareció El pirata cojo con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo de un tal Joaquín Sabina al que no sé por qué no le dan de una vez el Príncipe de Asturias de las letras. ¿No está todo el mundo de acuerdo en que las suyas son las mejores? Pues entonces...

Ya años después llegó la paridad a la piratería literaria con las lobas de mar de Zoé Valdes y en el ocaso de esta historia el cinematográfico Jack Sparrow vino, vió y pareció... que nunca antes había existido un pirata... Pues qué quieren que les diga... yo, aunque sea por llevar la contraria, me quedo con el John Wayne de "Piratas del mar caribe" y por supuesto con los "Goonies", esa obra maestra nunca suficientemente reconocida... igual que yo, que aquí me tienen estos, pelando patatas todo el dia.

Si la tele lo dice

(Tras una tertulia de la Bookería sobre planes de lectura)

Hombre, pues si se me permite meter baza en esto de los planes de lectura, yo tengo que confesar que hacer hago muchos, pero que no cumplo ninguno. Es lo que tiene ser inconstante de vocación. Y ya voy a lo mío que luego dicen que me meto dónde no me llaman. Sobre todo que conste que no es que yo sea de escuchar conversaciones ajenas, pero como la gente tiene la costumbre de hablar en voz alta en vez de usar la telepatía y yo tengo estas dos orejas como dos soles pues pasa lo que pasa…

Y no se crean, que muchas veces, tener los pabellones auditivos como la antena que usaba Jodie Foster en Contact te obliga a oír unas marcianadas que ríanse de cualquier señal proveniente del espacio exterior. Les aseguro que podría vivir tranquilamente sin haberme enterado en la cola del super de que a la del quinto le ha salido un golondrino sobaquero por culpa del sujetador de oferta que se compró para una boda o que el niño de los Gutierrez no come más que "filet mignon".

Pero de vez en cuando uno capta conversaciones que despiertan su atención. Ocurrió hace cosa de dos semanas. Dos mujeres de mediana edad mantenían la siguiente conversación:

-No puede ser.
-Que sí, que te digo que es verdad, que el castellano surgió en Valderredible
-¿En el pueblo de tu marido?
-Sí señora, en Valderredible, Cantabria. Para que lo sepas.
-No puede ser.
-Ya ves que si puede ser.¡ Lo ha dicho la tele!

Pues sí, ahora resulta que las lenguas nacen como los champiñones, así como por generación espontánea debajo de un roble. Pero dejemos esto de lado que no será este humilde tripitidor de primero de filología quien entre a polemizar con el Presidente de Cantabria y el profesor Caplan, que es un lingüísta con nombre de adivino de tele local.

Lo que realmente llamó mi atención fue que se le concediera tal credibilidad a la televisión. ¡Lo ha dicho la tele! Palabra de Dios, te alabamos señor. Da la sensación de que hemos avanzado poco desde la Edad Media, cuando los autores del Mester de Clerecía, justificaban la veracidad de los hechos que narraban diciendo que los habían encontrado escritos en otros textos. El “está escrito” de entonces equivaldría al “lo ha dicho la tele” de ahora. Eso explica que las gentes medievales creyeran a pies juntillas que algunos caballeros partían en dos a sus enemigos de un mandoble, que luchaban contra dragones o que se les aparecían todos los santos en persona. Y eso explica también que las gentes del siglo XXI creamos a pies juntillas lo que nos cuentan los informativos, los programas de investigación, los diarios de Patricias y Norias varias.

Si al final la culpa de todo no va a ser de Yoko Ono, sino de Gonzálo de Berceo. Un consejo: Hagan como Santo Tomás y de lo que vean y escuchen en los medios de comunicación piensen que la mitad puede ser metira y la otra mitad media verdad. Empezando, por supuesto, por esta sección.

viernes, octubre 17, 2008

Soldados de cerca de un tal Salamina

Queridos oyentes:

A ustedes me dirijo ignorando las vocecillas desagradecidas que resuenan en el estudio. Porque hoy la gota ha colmado el vaso y cual Roldán, pero no el de la canción sino el de los gallumbos horteras, sí, cual Roldán voy a tirar de la manta.

Esos... esos que se hacen llamar mis amigos. Esos que cuando voy por Barcelona me embriagan con elixires espumosos y me ceban con butifarra de ajos tiernos. Esos que proclaman a los cuatro vientos quererme igual o más a pesar de conocer mi condición de hincha del Athletic. Esos judases me han traicionado...

Porque sepan ustedes que igual que Justo Molinero descubrió a María del Monte yo descubrí a Eduardo Fernández. Sí, porque hoy todos se tiran el pegote de lo bien que se lo han pasado con las anécdotas de "Soldados de cerca de un tal Salamina" pero sepan que mientras ellos se dedicaban, como las cigarras de dos patas que son, a holgazanear leyendo a Proust y Montaigne, esta humilde hormiguita que les habla se documentaba hasta altas horas de la madrugada viendo a Buenafuente cerveza en mano.

Sí, y allí apareció Eduardo Fernández con su libro y sus anécdotas y yo, aún a riesgo de hacerme una luxación de hombro estiré el brazo para coger un boli y me anoté el título en la palma de la mano. Pero eso no es todo.. porque con la humedad de la lata de cerveza se me borró y al día siguiente tuve que buscarlo en internet.

¿Y de qué me ha valido todo ese sacrificio? ¿Para qué el supino esfuerzo de tragarme todos los anuncios y así no perderme ni un segundo del programa? ¿Para qué sirvió que llamara inmediatamente, y ni siquiera a cobro revertido, a la redacción del Punt de llibre y dijese: ¡¡¡Quiero hacer una sección sobre "Soldados de cerca de un tal Salamina" que tiene que ser divertidísimo!!!? ¿Saben para qué? Para que estos Dionis literarios que dicen ser mis amigos inviten a Eduardo a mis espaldas aprovechando que estoy a 600 km.

No les bastó con comerse las galletitas que envió aquella oyente, no. Ni con beberse ellos solitos el vino de la presentación de "La Bodega" de Noah Gordon. Ahora también me roban los invitados y las ideas, igual que los matones de patio de colegio arrebatan la merienda a los más debiluchos. ¿Qué será lo próximo? ¿Raparse el pelo y ponerse gafas y suplantar mi encantadora y cuasiperfecta personalidad? Sí, sepan ustedes que estos indivíduos con aspecto de angelitos son las "Rebecas de Mornays" de la radio...

Por cierto Don Eduardo, tengo que confesarle que me he reído mucho con el libro, además de con las meteduras de pata con los consejos para una buena relación librero-cliente... Y ya si no es molestia, ¿podría decirles de mi parte a esos que tiene alrededor y a los que no pienso dirigir la palabra, que voy en noviembre a Barcelona a un festival de cine y que a ver si me pueden alojar y comprarme las butifarras de siempre?

Muchas gracias.