Libros inacabados
Leer es, sin duda, una de mis inconstancias más constantes. Voy y vengo a los libros y de los libros como un viento perdido por las calles de una gran ciudad.
A veces simultaneo tantas lecturas que me siento más como un guardia urbano regulando el tráfico que como lector.
A veces los marcapáginas (los punt de llibre) echan raíces en los libros que olvido que estoy leyendo... y otras veces echo yo raíces en los marcapáginas (o punt de llibre) porque uno necesita tener un lugar dónde refugiarse.
A veces dejo sin terminar libros porque otros con la falda más corta llaman a mi puerta.
A veces dejo libros sin terminar porque sí, otras porque no y otras porque ni sí ni no sino todo lo contrario.
A veces a los libros hay que ponerlos a hervir y echarles sal para que se abran. A veces los abrimos cuando aún están verdes o, peor, cuando nosotros aún estamos verdes.
A veces un libro sin terminar es una herida abierta en la piel.
A veces es un mal menor y necesario.
Los libros que no termino son carreteras cortadas.
¿Sueñan los libros sin terminar con ojos humanos?
A veces simultaneo tantas lecturas que me siento más como un guardia urbano regulando el tráfico que como lector.
A veces los marcapáginas (los punt de llibre) echan raíces en los libros que olvido que estoy leyendo... y otras veces echo yo raíces en los marcapáginas (o punt de llibre) porque uno necesita tener un lugar dónde refugiarse.
A veces dejo sin terminar libros porque otros con la falda más corta llaman a mi puerta.
A veces dejo libros sin terminar porque sí, otras porque no y otras porque ni sí ni no sino todo lo contrario.
A veces a los libros hay que ponerlos a hervir y echarles sal para que se abran. A veces los abrimos cuando aún están verdes o, peor, cuando nosotros aún estamos verdes.
A veces un libro sin terminar es una herida abierta en la piel.
A veces es un mal menor y necesario.
Los libros que no termino son carreteras cortadas.
¿Sueñan los libros sin terminar con ojos humanos?