La mirada atónita

de la sección del mismo nombre en el programa Punt de Llibre de Radio Barcelona
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miércoles, noviembre 07, 2007

Ratones y ratitos de biblioteca

Acabo de descubrir que biblioteca viene del griego biblion, que significa libro, y thekes, que quiere decir caja. O sea, que los griegos iban de sobrados y sus cajas de libros eran de cuatro pisos y ascensor. Pues que sepan Aristóteles y compañía que a estas alturas no nos van a quitar la fama de chulos a los de Bilbao. Aquí tenemos un equivalente artístico en el Guggenheim. En Bilbaino antiguo Guggen significa lata y heim de espárragos. A ver si vamos a ser menos que los griegos.

Aunque los que se tomaron al pie de la letra la etimología del vocablo fueron los que construyeron la biblioteca de mi pueblo. Todo era minúsculo. Yo con trece y catorce años iba, exclusivamente, para elevar mi autoestima. Hasta esa edad te obligaban a sentarte en el lado de los pequeños y claro, se ve que al que compró las sillas se le pasó el detallito de que los niños a partir de los seis años siguen creciendo. Pues imagínense a servidor, que siempre ha sido más bien canijo, leyendo sobre literatura medieval con las rodillas a la altura de las orejas. La misma pose que Pau Gasol en una minimoto.

Lo mejor de aquella biblioteca era la encargada. La llamabamos la serpiente porque se pasaba su jornada laboral haciendo shhhhhhhhhh, shhhhhhhhhh. Una vez un ciclista que entró a consultar una revista especializada estuvo a punto de ponerle un parche creyendo que se deshinchaba.

De todos modos, salvo esta excepción, yo creo que deberían cambiar el término biblioteca o caja de libros, por bibliopub o bar de libros. Al fin y al cabo el uso que se hace de bares y bibliotecas es similar: Vas, pides lo que quieres, te lo ponen, lo ingieres y bueno, los libros los devuelves y la bebida... depende de cómo anda cada cual con su estómago. Es más, ahora hay hasta bibliotecas after hours... de esas que abren casi toda la noche en época de exámenes... que digo yo que los pobres maestros y profesores se pasan el año tratando de fomentar el estudio continuado y organizado y mira, todo un éxito la iniciativa del atracón maratoniano la noche anterior.

Bueno, y como coartada es única para ese muchacho que llega a las seis de la mañana con los ojos enrojecidos: “Hola buenas, me voy a la cama que vengo de estudiar... mira como tengo las pupilas de tanto leer.” “¿Y por qué se te traba la lengua?” “Porque me la he dislocado tratando de pronunciar desoxirribonucleico para el examen de química.”

Qué mundo tan fantástico el de las bibliotecas... ¿Qué sería de nosotros sin ellas? ¿Dónde afanaría más de uno los cupones atrasados del Marca para conseguir el balón despertador del Recreativo de Huelva? ¿Cómo crecerían sanas las nuevas generaciones sin sentir lo que se siente cuando te reclaman a voz en grito un libro que has olvidado devolver? Porque para lo demás se requiere mucho silencio pero para eso sacan el megáfono los puñeteros... vamos no es que yo lo haya vivido eh... que me lo ha contado un amigo.

En fin, ya ven lo que ha acabado dando de sí una caja de libros. Anda que no sabían nada los griegos.

A la ...

Director y actor de cine en más de doscientas películas, novelista, autor teatral... y si le preguntas a cualquier chaval por Fernando Fernán Gómez ¿que te contesta?


Sí amigas, corremos el riesgo de que el autor de “El extraño viaje”, “el viaje a ninguna parte” o “Las bicicletas son para el verano” sea reconocido por la generación que nos ha de pagar la jubilación gracias a una frase digna de Gran Hermano siete. “Quien me pone la pierna encima”, “Pa chulo... chulo... mi pirulo”, “Salou es mío” y
. Vaya cuatro patas para un banco.

Pero Fernán Gómez no es un caso único. José Antonio Labordeta, prestigioso cantautor, escritor y político es más conocido por recorrerse España en plan mochilero que por sus canciones o textos. Bueno, por eso y por mandar a los diputados del PP al mismo sitio que mandó nuestro homenajeado al señor aquel del autógrafo. Por cierto, que Labordeta mandó a los del PP a la mierda con mucha más naturalidad que con la que preguntaba al herrero de las Encartaciones por su trabajo: “¿Qué? ¿es un arte esto de la forja, no? “Uy, si yo le contara”.

La tele tiene estas cosas. Difunde lo bueno y lo malo a partes iguales y luego ya estamos nosotros, con nuestra memoria selectiva, para desechar lo bueno y quedarnos con lo malo. Porque a Fernando Arrabal ya le podrán dar el premio Nobel de literatura que, al pobre hombre, se le seguirá recordando eternamente por tratar de pronunciar “milenarismo” más borracho que el arquitecto de los Fraguel Rock, como dijo aquél. Que desde aquel día mi Sánchez Dragó ya no es el mismo, y así hace las cosas que hace en Telemadrid. Y eso que no fue a él al que se comió a besos el autor de Fando y Lis.

Lo que les decía, la tele tiene estas cosas. Y si la entrevistadora es Mercedes Milá ya ni te cuento... Gracias a ella, el recientemente desaparecido Paco Umbral ha pasado a la historia como el hombre que acuño la mítica “Yo he venido aquí a hablar de mi libro”. Y Camilo José Cela se significó en su programa como un auténtico as de la absorción anal... No, no quieran que les de más detalles... Aunque el autor de “La colmena” fue un animal mediático en si mismo... ¡Quién no recuerda aquello de “¿Unas pochas don Camilo?"! Les confesaré que, por aquel entonces, yo era un tierno y esponjoso niñito que al ver aquel anuncio, miraba a sus padres con cara de sorpresa y les soltaba “¡Ha dicho pocha!”

Sí, sí, ya sé que todas estas cosas son del año de maricastaña pero afortunadamente los jóvenes escritores nos siguen regalando momentos gloriosos para engrosar nuestro anecdotario. Les juro que casi me atraganto este verano cuando vi a Laura Espido Freire haciendo de estatua humana en un concurso de Televisión Española llamado Identity. Una hora aguantando mecha con los brazos en jarras para acabar diciendo “En 1999 gané el Premio Planeta”. Ni una palabra más. Santa paciencia que tuvo la muchacha, porque me hacen eso a mí con el carácter que gasto y les juro que los mando a todos