La mirada atónita

de la sección del mismo nombre en el programa Punt de Llibre de Radio Barcelona
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sábado, febrero 17, 2007

New York, New York

Yo no quiero ir a Nueva York. Ya sé que soy el único del programa que ni ha ido ni quiere hacerlo, pero siempre tiene que haber un rarito en todas partes y ya saben ustedes que a mí me va el papel que ni pintado.

Podría decir que no quiero ir para que la realidad no distorsione el imaginario de la ciudad que me han creado el cine y los libros. Podría decir que me decepcionaría encontrar que la aurora de Nueva York no gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada, como cuenta Lorca. O que Central Park no es un lugar donde la misma luz se vuelve duda y la piedra quiere ser sombra, que dijo Octavio Paz. Podría decir que temo no encontrarme la Manhattan de Woody Allen o el Brooklyn de Paul Auster.

Podría decir todo eso, sí... Pero mentiría como un bellaco. Porque lo que me da miedo, en realidad, es viajar en avión. Lo reconozco. Y solo de pensar que tendría que pasarme doce horas montado en un supositorio con alas a nosecuantosmil metros de altura se me ponen los pelos como brocas del siete.

Dicen que el miedo es irracional, pero en mi caso, además, es acumulativo cual bote de la Bonoloto. Cada vez que viajo en un chisme de esos aumenta un poquito más. Recuerdo que en uno de mis primeros viajes, tras un altibajo de los que hacen a veces los aviones, debí de ponerme tan pálido que el chico de al lado se me quedó mirando con cara de susto y en un gesto solidario me dijo:
- Tranquilo, sólo es una nube.
- Ya, ya. – Respondí yo en un intento patético de mantener la dignidad- Es que a mí las nubes me sientan fatal de toda la vida.

De todos modos, tengo que reconocer que con el tiempo mi dignidad a bordo de un avión me ha ido importando cada vez menos. Hasta el punto de que en un viaje a Galicia, no hace muchos años, iba a mi derecha una pareja joven y la chica estaba tan atacada como yo. La verdad es que el aterrizaje resultó bastante brusco y ella y servidor tomábamos aire igual que Darth Vader cuando tiene catarro. El novio de la muchacha, todo un caballero, tomo la mano de su amada para darle confianza. Y aquellos instantes de tensión estuvieron a punto de convertirse en un hermoso momento romántico si aquí el rudo vasco que les habla no lo hubiera chafado preguntándole al muchacho con un hilillo de voz:

- ¿Puedo agarrarme yo también un poco?

Bueno, fíjense hasta que punto daré la nota que en el último viaje que hice le repetí tantas veces al señor que estaba a mi lado que a mi volar me ponía muy nervioso que el hombre impostó la voz como en las películas y me dijo:

- Tranquilo, soy psiquiatra.

Hombre, yo se lo agradezco mucho, pero la próxima vez preferiría que me dijera:

- Tranquilo, tengo un paracaídas para ti debajo del asiento.

Cuentan que dijo García Márquez que el miedo a volar es el único miedo que confesamos los latinos sin vergüenza, y cuentan también que él lo superó aprendiendo qué significaban todos y cada uno de los ruidos que hacen los aviones.

Yo prefiero acabar citando de nuevo al genio más genial que ha dado la ciudad de Nueva York: “El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro.” Woody Allen Dixit.

7 Comments:

  • At 10:43 p. m., Blogger PIZARR said…

    Carlos, lo de hoy me ha encantado.......muy bonito.... si señor rudo vasco.........jajajaja

    Te comento un secreto, mi miedo a volar es más o menos igual de agudo y de irracional que el tuyo.

    ¿ Sabes cuando lo supero ? cuando viajo con mi hija y me digo ¿ que puede pasar ? ¿que la palmemos.... ? pues bien..., como vamos las dos juntas, no la dejo sola..... Y DE ESA FORMA, NO TENGO MIEDO.......

    Ya ves chico....rarita que es una también....

    UN BESO

     
  • At 2:02 a. m., Anonymous Anónimo said…

    No sé què faríem els insulars si tots tinguéssim aquesta por irracional a volar. Tal volta ens quedaríem sempre a casa?
    Conèixer el món és bo, encara que sigui a dalt d'un supositori alat!
    xesca

     
  • At 7:23 p. m., Blogger Carlos Blázquez said…

    Definitivamente pizarr has dado con la clave para que supiere el miedo a volar. Tengo que tener hijos... Quiero hacer desde aquí un llamamiento: Si hay alguna candidata en edad de merecer y con posibles, ruego que me facilite sus datos para formalizar relaciones. ¡¡¡¡ES POR UNA BUENA CAUSA AMIGAS!!!!

     
  • At 7:26 p. m., Blogger Carlos Blázquez said…

    Xesca, tens raó, no entinc com encara no han fet un pont des de Mallorca a Barcelona. Seeeeeeraaaa maaaaravilloooooosoooo viaaajaaaar hasta Mallooooorcaaaaaa nanaananaanaananaana

     
  • At 7:28 p. m., Blogger Carlos Blázquez said…

    Por cierto, ¡¡¡¡¡¡¡¡ya veis que por fin puedo contestar!!!!!!!! Oleeeeee oleeeeeeeee

     
  • At 4:31 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Mi edad de merecer está cercana a caducar y posibles pocos, pero te presto al niño/a y cuando aterrices me lo devuelves, o mejor, te acompaño a Nueva York (o donde sea menester) para cogerte la manita durante el vuelo! Sería una buena profesión... acompañante de vuelo.
    Suelo escucharos cada sábado. Saludos

     
  • At 11:13 p. m., Blogger Carlos Blázquez said…

    ¡Gracias por la oferta! ¡Acepto encantado! Y gracias por escucharnos... espero que la próxima temporada lo sigas haciendo a pesar del karaoke de Georgie Dann con el que hemos terminado ésta. Saludos.

     

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