Eros y peros (Especial literatura erótica)
Pues yo es que de literatura erótica ni idea. Que estudié en colegio de frailes y allí de eso no nos enseñaban. Si acaso puedo recordar algún relato de la Lib o la Climax que eran lo más parecido al género que circulaba, de manera fluida por cierto, en el autobús escolar. Bueno, recordar... lo que más recuerdo son los capones que me atizaban los veteranos por interesarme por los textos: “¡mira las fotos y pásala ya, hombre!” Nunca entendí aquello. ¡Con la grima que daban aquellas señoras con aquellos cardados amorradas al mikolápiz de un tipo con bigote! Bueno, y los relatos tampoco es que fueran de la Nouveau Roman eh, que por mucho que los pusieran en boca de febriles enfermeras se notaba a kilometros que estaban escritos por un señor con menos sentido de la sensualidad que La Veneno bailando un aurresku.
Años más tarde leí “Las edades de Lulú”, como todo hijo de vecino, y la verdad es que me gustó mucho, pero ¿es una novela erótica? Pues si lo es yo debo de ser un cruce entre un oso amoroso y mimosín porque me pareció de una sordidez tal que más que ponerme brutote, que dice un amigo mío, se me encogían hasta las amígdalas... y eso que me las extirparon en el 85.
Tal vez, de entre mis lecturas, lo que más se aproxime a la idea que yo tengo de literatura erótica sean “El amante” de Marguerite Duras y “La muerte en Venecia” de Thomas Mann.
En el caso de “El amante” creo que sobran las explicaciones: Cuerpos sudorosos, el despertar a la sexualidad... En cambio, la novela de Thomas Mann habla de la contemplación de la belleza, que es, al fin y al cabo, otra forma de acercamiento al erotismo.
Vale, ya sé que estos títulos son a la literatura erótica actual lo mismo que el National Geographic a las revistas picantes pero, oigan, es lo que hay en mis estanterías.
Además no me digan que no da un poco de pereza hacerse con títulos como: “Memorias secretas de una cantante”, “Confesiones de una desvergonzada”, “Mi vida secreta”, “La vida sexual de Catherine M.” O “Confesion sexual de un anónimo ruso”. ¡Si con poner Aquí hay tomate ya nos dan vidas secretas de cantantes, y confesiones sexuales de desvergonzadas y desvergonzados a granel!
Yo me quedo, como siempre, con el sentido del humor. Y por eso, me ha llamado la atención una novela publicada por la editorial valenciana Bromera que se titula “Mugrons de Titani” (pezones de Titanio) y que narra las aventuras de Valentina Gontxarova, una peculiar piloto espacial que lo mismo mata marcianos que se lía con venusinos por esos universos de Dios. Por cierto, sus autores, Salvador Macip y Sebastià Roig amenazan con una segunda parte que se llamará “Collons de Metacrilat”. Me permitirán que obvie cualquier comentario al respecto.
Años más tarde leí “Las edades de Lulú”, como todo hijo de vecino, y la verdad es que me gustó mucho, pero ¿es una novela erótica? Pues si lo es yo debo de ser un cruce entre un oso amoroso y mimosín porque me pareció de una sordidez tal que más que ponerme brutote, que dice un amigo mío, se me encogían hasta las amígdalas... y eso que me las extirparon en el 85.
Tal vez, de entre mis lecturas, lo que más se aproxime a la idea que yo tengo de literatura erótica sean “El amante” de Marguerite Duras y “La muerte en Venecia” de Thomas Mann.
En el caso de “El amante” creo que sobran las explicaciones: Cuerpos sudorosos, el despertar a la sexualidad... En cambio, la novela de Thomas Mann habla de la contemplación de la belleza, que es, al fin y al cabo, otra forma de acercamiento al erotismo.
Vale, ya sé que estos títulos son a la literatura erótica actual lo mismo que el National Geographic a las revistas picantes pero, oigan, es lo que hay en mis estanterías.
Además no me digan que no da un poco de pereza hacerse con títulos como: “Memorias secretas de una cantante”, “Confesiones de una desvergonzada”, “Mi vida secreta”, “La vida sexual de Catherine M.” O “Confesion sexual de un anónimo ruso”. ¡Si con poner Aquí hay tomate ya nos dan vidas secretas de cantantes, y confesiones sexuales de desvergonzadas y desvergonzados a granel!
Yo me quedo, como siempre, con el sentido del humor. Y por eso, me ha llamado la atención una novela publicada por la editorial valenciana Bromera que se titula “Mugrons de Titani” (pezones de Titanio) y que narra las aventuras de Valentina Gontxarova, una peculiar piloto espacial que lo mismo mata marcianos que se lía con venusinos por esos universos de Dios. Por cierto, sus autores, Salvador Macip y Sebastià Roig amenazan con una segunda parte que se llamará “Collons de Metacrilat”. Me permitirán que obvie cualquier comentario al respecto.
3 Comments:
At 9:51 p. m., Carissa García said…
YO me guío mucho por los gustos y textos que están a la mano. ¿Para qué hablar o leer algo que no es tuyo? Si no has entrado en el campo, tal vez sea porque no lo necesitas. Es una rama más de la literatura, no importa que sea descartada.
At 12:11 a. m., Anónimo said…
Sí Sr. Blazquez una de las cosas que mas me gusta de Ud. es su gran sentido del humor, ese humor tan sano que te sale asi sin más.
Un beso.
Libélula
At 2:06 p. m., yoyjuan said…
Esto de la literatura erotica es un mundo. Yo tambien me inicie con Las edades de Lulu. cualquier aficionado al genero en España, es de lo primerito a lo que tuvo acceso. Yo he despertado la vena literaria hace muy poquito, cuando tuve que jubilarme por enfermedad. Y bromeando con la familia, un dia que tenia entre mis manos un libro erotico bastante conocido, comente que yo lo haria mejor. Una estupidez, pero el hombre lo es, aunque a veces podamos disimularlo un poco. Y escribi en broma para reirme al ver las caras de amigos y familiares "Las vacaciones de Sophie en Escocia" y despues un poco ser evaluado lo envié a una editorial, "Entrelineas" y me lo publicaron, dicen que soy un afortunado que a nadie le publican su primer libro tan facil. Si quereis saber algo de mi podeis verme yoyjuan,blogspot.com y seguiremos comentando
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