La mirada atónita

de la sección del mismo nombre en el programa Punt de Llibre de Radio Barcelona
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domingo, noviembre 19, 2006

OTRA DE VECINOS

Dice Juan José Millás que lo importante a la hora de contar una historia no es que sea verdad o no lo que se cuenta, si no que sea verosímil... que resulte creíble, vaya. Así que yo hoy me enfrento a la sección con el convencimiento de que voy a saltarme este principio a la torera (nunca mejor dicho) pero palabrita del niño Jesús de que todo es verdad verdadera y verdadosa.

El caso es que mi vecino del primero es matador de toros. Entiendo que a algunos de ustedes no les sorprenda, pero les aseguro que lo normal en un pueblo periférico de Bilbao como este, hubiera sido que el muchacho fuese ciclista, portero de fútbol, director de cine postmoderno o si me apuran levantador de piedra o pelotari.

Fíjense si será poco habitual que se ha tenido que poner nombre artístico porque el suyo en Euskera provocaba esguinces de lengua en algunos aficionados de allende el Ebro y, encima, se pasaba más tiempo corrigiendo carteles que dando verónicas.

Algunas veces, cuando no está de gira, me asomo a la ventana que da al patio interior y le veo torear de salón. Bueno, torear de patio en este caso. Y francamente, hasta me da envidia... Vamos, si no fuera porque me da pánico ponerme delante de todo lo que lleve cuernos y porque me desmayo con la sangre... iba a temblar el Juli. Además el traje de luces seguro que me hace un tipín. Y, oigan, cosas más raras se han visto.

De hecho hasta el mismísimo Rafaél Alberti, que era un gran aficionado a esto de la tauromaquia, se vistió de torero una vez para cumplir un sueño. Él tampoco llegó a ponerse delante del astado pero realizó el paseíllo con la cuadrilla de Ignacio Sanchez Mejías en la plaza de Pontevedra allá por 1927.«Con cierto encogimiento de ombligo desfilé por el ruedo, entre sones de pasodobles y ecos de clarines» dijo el poeta.

Por cierto, que seguro que les suena el nombre de Ignacio Sanchez Mejías gracias a la elegía que le escribió Federico García Lorca. Pues sepan que además de torero fue actor de cine, jugador de polo, automovilista, poeta, autor de varias piezas teatrales y hasta presidente del Betis. Una de sus obras la estrenó la mismísima María Guerrero y fue traducida a varios idiomas.

Y no ha sido el único torero literato. ¡Qué decir de Mario Cabré! Torero y actor que también hizo sus pinitos en el mundo de la poesía aunque haya pasado a la historia por haber compartido sábana con Ava Gardner.

O Alfonso Zapater, periodista, dramaturgo y escritor que en su juventud compartió su pasión por Homero y Virgilio con el convencimiento de ser la reencarnación de Manolete.

Yo de momento a mi vecino no le he visto escribir, aunque tal vez baje a preguntarle si lo hace, con la disculpa de añadirle a la lista y de paso le pido que me deje imitar a Alberti haciendo el paseíllo con su cuadrilla, que, como les he dicho antes, estoy yo seguro de que el traje de luces me va a hacer un tipín.

2 Comments:

  • At 9:27 p. m., Blogger PIZARR said…

    ¿ cuanto de verdad hay en ese relato ? Es que me imagino el cuadro....y me tengo que reir......JAJAJAJA

    Saludos desde BILBO.

     
  • At 12:38 a. m., Blogger Carlos Blázquez said…

    Pues supongo que lo que parece mentira es verdad y lo que parece verdad es mentira... o al revés... no estoy seguro, jajaja.

     

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