La mirada atónita

de la sección del mismo nombre en el programa Punt de Llibre de Radio Barcelona
(Email: puntdellibre@cadenaser.com Contestador: 93.344.14.76)

miércoles, septiembre 24, 2008

Insultos a la carta

Busco piso en alquiler, aunque por las condiciones que ponen en la mayoría de las ofertas parece que sea al revés, que los pisos buscan a las personas. No sabía yo que para acabar pagándole ciento cincuenta mil pesetas a un señor, había que cumplir tantos requisitos de avales, nóminas, nacionalidad, rh y si me apuran hasta certificado de penales. ¿Pero desde cuando para alquilar un apartamento hay que pasar un casting como los de Operación Triunfo? ¿Y desde cuando redacta los textos de los anuncios el hermano malo de Risto Mejide?

Miren estos que me he encontrado: PARA NACIONALES Y EXTRANJEROS COMUNITARIOS SOLVENTES... SOLO CHICAS O PAREJAS, NO HOMBRES SOLOS... PARA PERSONAS SOLVENTES, CON CONTRATO DE TRABAJO Y NÓMINA. NO MAGREBIES. NO ANIMALES...

De traca. Tanto es así que cuando uno acaba de leer estos anuncios solo tiene ganas de insultar a diestro, siniestro y a la dama o el caballero que los ha escrito. Y como dijo Groucho, le llamo caballero porque aún no le conozco lo suficiente.
El insulto debería ser un género literario: Novela, poesía, teatro e insulto... Eso sí, solo está justificado en casos de legítima defensa como el Kung Fu, o si es un ejercicio de estilo y fina ironía como los que caracterizaban a Oscar Wilde, del que ya han hablado sobradamente mis compañeros de la Bookería.

Pero no solo Wilde, también muchos otros escritores han sido excelentes y elegantes insultadores (valga el término). Góngora y Quevedo a vueltas con sus narices y hombres pegados a ellas, Valle-Inclán llamando "garbancero" a Galdós, Juan Ramón Jiménez con aquello de "Revista de desoriente" por "Revista de Occidente", Borges, Cela, Umbral... La lista podría ser infinita... Todos ellos hombres hechos a si mismos que adoraban a su creador, que diría John Bright

Pero para los pobres mortales que no tenemos tanto talento. Para, como dijo Churchill, las personas modestas con motivos para serlo. Para los que queremos insultar y quedar como señores. Para nosotros se han inventado los diccionarios del insulto.

La última obra editada al respecto de la que tengo constacia es la Enciclopedia del insulto de Pancracio Celdrán. Un eminente filólogo, habitual de la radio y la prensa escrita, que ya había publicado con anterioridad un Inventario general del insulto.
El propio Camilo José Cela dejó inconcluso su Diccionario secreto, del que solo escribió el tomo "Pis y afines" sobre los nombres del pene, y "Coleo y afines" sobre los testículos.

Ah, y si alguien se ha sentido ofendido por algo dicho en esta sección sepan que, como dijo Alfonso Guerra, "yo no insulto, analizo".

1 Comments:

  • At 9:40 p. m., Blogger Yaz said…

    Un insulto es un insulto es un insulto, hubiera respondido Gertrude Stein. Claras las cosas, cabe señalar que hay algunos tan bien elaborados que bien podrían ser elogios. He aquí el reto: decirle, lindamente, perro muerto a alguien y que te lo agradezca. :)

     

Publicar un comentario

<< Home